A
la Pizarnik
Se asoma tu cara de niño
regordete
fría
temible,
renuncias fácil a esta
vida que a diario muere,
pero no para ti,
para ti que tanto la
deseas,
la quieres acabada,
con fin,
sin aliento siempre porque
para ti está demás respirar.
Yo te escucho entre cada
uno de los escombros,
tu letra es perseguida
te hacen altares los que
morir también quieren,
y tú qué dirías si esto
vieras,
yo no creo que te guste
tanto este baile de almas que sobran.
¿Qué te dice ahora Julio,
seguro te abraza y te
convida un cigarrillo,
qué te dicen los otros,
los Malditos,
los que ya no tienen
cadenas en las alas
y cuando entonces te vea
allí… ¿qué te diré yo?