Llegó la brisa fresca de
su voz
sin saber yo
que traía luz nueva a este
viejo crepúsculo.
Me ve como amanecer
aun cuando soy piel de tarde
cansada.
Viene a llenarme los
pulmones de huracanada complacencia
mientras desempolva la
memoria de todo verbo de vida.
¿Cómo es que aparece sin
siquiera avisar que existe?
-Sonrío, tiemblo-
baja musicalizando el día
con noches de susurros imantados.
Sonrío nuevamente para así
ser limpia claridad de su sonido,
me llena, me lleva, me
completa.
Y mi alma aprende,
comprende,
ilusionada se sorprende,
porque desde él, ella
vuelve a ser.
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