lunes, 7 de noviembre de 2016

Babel


Soledad y compañía
Fuimos, sencillito dar sin recibir,
serenidad en toda su impaciencia
cómplices vestidos de temores
y con una que otra pasión.

Si tan siquiera nos hubiéramos quedado
en el instante mismo
de la crepuscular aurora.

Cuándo fue que se confundieron
los articulados ecos de nuestros latidos.

Recordándonos así y entonces
entre la soberbia humilde de estas lenguas
lamiéndose en un dialecto sin cuna,
ton ni son sin direcciones,
rieles de culpa inocente,
guía de pieles sin tacto,
contenta viuda,
lágrimas sin muertos,
los dos.



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